miércoles, 2 de marzo de 2022

VIA CRUCIS

 


VIA CRUCIS - 

OFRECIMIENTO

¡Señor! Vamos a recorrer, con el pensamiento, un trozo del camino de tu vida. El más difícil, el más incomprensible.

¡Señor! Tú eres Dios, y hombre perfecto y debes ser siempre el modelo de nuestro actuar en la vida. En los sufrimientos y contrariedades es donde mejor podemos contemplarte como modelo. Vamos a seguirte camino del Calvario, vamos a revivir aquellas escenas dolorosas fruto de tu amor.

A lo largo de este Vía crucis queremos pedirte Señor, que esclarezcas el misterio de la vida a la juventud; que esclarezcas el misterio del vivir a todos los hombres. Para que, una vez esclarecido, por tu doctrina y por tu ejemplo, seamos decididos en amoldar nuestra conducta a la tuya.  Enséñanos desde estos momentos, que vivir en cristiano exige llevar la cruz de cada día en pos de ti.

¡Señor veamos ya hasta dónde llegó la medida de tu amor a los hombres y hasta dónde debe llegar la nuestra!

PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS CONDENADO A MUERTE

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"Reo es de muerte", grita la muchedumbre, soliviantada por los jefes del pueblo, y Pilatos se lo entrega para crucificarlo. ¡Señor! todos los que estamos ante Ti, vivimos tu drama. Te condenaron siendo inocente y te siguen condenando y nos condenan, y también condenamos. Como si la vida se limitase a odios, rencillas, venganzas. ¡Señor! Queremos aceptar esta vida y este mundo que nos rodea, y que tú has puesto en nuestro camino para mejorarlo. Perdona a los que nos critican, perdona nuestros fallos y debilidades. Te pedimos perdón por todos, los presentes y los de fuera. Por los niños, por los jóvenes, por las personas mayores. Que cesen las condenaciones, las rencillas, las enemistades.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús, hay una condenación injusta y te abrazas con la Cruz siendo Dios. Y siguen las condenaciones injustas en la vida, por cobardía por envidia, por orgullo, por maldad. ¡Señor! Queremos aceptar las condenaciones que nos hacen. Queremos abrazar la Cruz de cada día, para que, cumpliendo con nuestro deber, moldeemos nuestro carácter según las exigencias de tus mandamientos y las necesidades de nuestro prójimo. Perdona, Señor, las veces que hemos rechazado la Cruz. Haznos comprender el mensaje de esta Segunda Estación, y que sepamos llevar a los que nos condenan y nos ofrecen cruces, el mensaje de tu amor.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ CON LA CRUZ

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Señor, Eres tú quien sostiene la admirable obra del universo, y caes en tierra. La debilidad la agonía del Huerto, la flagelación, el peso de la cruz. Y junto a tu drama dolorido del Calvario, hay burlas y desprecios. Pero,  cuántas veces, junto a los compañeros y vecinos que viven su drama de incomprensión, de desaliento, de dolor, hemos puesto nuestra postura cómoda de no tenderles la mano, de no dirigirles nuestra palabra de aliento, de no ofrecerles nuestra ayuda para que no caigan o nuestro apoyo para levantarse. Y, hasta quizás hemos tenido una satisfacción interior o una burla ¡Y, son nuestros hermanos! ¡Señor! Tú que conoces lo más íntimo de nuestro ser, perdona nuestras caídas, ayúdanos siempre a levantamos, enséñanos a tender la mano al necesitado.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

María, tu madre, quiso verte, quiso acompañarte camino del Calvario y salió a tu encuentro. Quizás tú no la viste hasta el momento de estar junto a ella. Pero sabías que te buscaba , que estaba allí. ¡Señor! Enséñanos a vivir este encuentro. Es nuestra madre también. No puede estar lejos de nosotros. Nos busca en nuestro vivir diario y sin embargo nos empeñamos, muchas veces, en caminar como huérfanos. Queremos vivir generosamente nuestra vida junto a tu madre. Queremos tenerla siempre a nuestro lado y encontrarla siempre en nuestra calle de la amargura. Haz que comprendamos el lugar que debe ocupar en nuestra vida y que enseñemos a mirarla, para que reciban su consuelo, a todos los que caminan con su Cruz a cuestas.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

QUINTA ESTACIÓN

SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¡Jesús! Sentimos vergüenza al contemplar esta escena al Calvario. Te vemos con la Cruz a cuesta y te dejamos solo. Casi a la fuerza cumplimos nuestros elementales deberes de cristianos. Hemos concentrado el mundo en nosotros mismos. Somos egoístas. Queremos que todos nos ayuden, que todos estén pendiente de nosotros y luego, dejamos solos a los demás. No les "echamos una mano a su Cruz". ¡Señor! Queremos ser, desde ahora, más generosos. Queremos saber mirar a nuestro alrededor. Queremos saber encontrar a los que llevan su Cruz y necesitan nuestra ayuda. Ayúdanos, Señor, con tu gracia, para que nuestra vida no sea estéril. Queremos ayudarte a Ti nuestro prójimo a llevar la Cruz con una vida de sacrificio y el fiel cumplimiento de nuestras obligaciones.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

SEXTA ESTACIÓN

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Una heroica mujer ve tu rostro sucio y desfigurado y se acerca a limpiarlo, en medio de las burlas y los desprecios.

Cuántas veces, Señor, vemos tu rostro sucio y desfigurado en los ancianos, en los enfermos, en los pobres, en los que te odian y persiguen, y ni siquiera nos atrevemos a mirarte. Somos cobardes, tenemos miedo que se burlen de nosotros, miedo a que nos desprecien por practicar la justicia, la caridad, miedo incluso a que nos digan que vamos a la iglesia, que comulgamos, que rezamos.

¡Señor! Graba en nosotros tu imagen. Danos el valor de la Verónica.

Que te veamos en todas partes y en todos; en el rico y en el pobre, en el anciano, en el joven y en el niño. Que todos los que llevan tu rostro manchado en su alma por el pecado, lo limpien al ver tu imagen pura y resplandeciente en nuestra vida ejemplar y cristiana.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

SÉPTIMA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¡Jesús! Tú has aceptado expiar nuestros pecados y el castigo de nuestras culpas cae sobre ti para que sean sanadas nuestras llagas.

Gracias, Señor, por habernos perdonado. Queremos no volver a ofenderte, pero es tal nuestra debilidad que tememos caer de nuevo.

Haz que aprendamos tu lección: saber perdonar sin límites, amarte a ti y al prójimo hasta el fin, procurar no caer en el pecado, levantarnos si caemos de nuevo y mirarte siempre con amor.

No queremos nuevas recaídas, pero si la debilidad nos domina, que miremos tu rostro desde el suelo y escuchemos la voz de tu mirada que nos manda levantarnos.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

 

OCTAVA ESTACIÓN

JESÚS CONSUELA A LAS PIADOSAS MUJERES

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¡Jesús! Es tal la desfiguración de tu rostro y son tan grandes tus sufrimientos, que unas piadosas mujeres lloran al verte. Y tú, te olvidas de tus dolores y las consuelas diciendo: "No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos". ¡Qué lección tan admirable para nosotros! Siempre nos parecen sin fundamento las quejas de los demás, siempre queremos que nos consuelen en nuestros pequeños sufrimientos,  siempre nos parecen insoportables nuestras cruces. Haz, Señor, que aprendamos a olvidamos un poquito más de nosotros mismos, y tendamos la mano a la Cruz de nuestro prójimo, y le ayudemos y le consolemos en todas sus necesidades.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

 

NOVENA ESTACIÓN

JESÚS CAE TERCERA VEZ

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 Otra vez caes en tierra, Señor y otra vez llamas a nuestro corazón. Nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra vanidad, nuestras pasiones han sido la causa de tus caídas con la cruz. Enséñanos, Señor, a ser humilde,  a no fiarnos de nosotros mismos, a huir del peligro. Queremos ir por el mundo con ansias de triunfar, pero mirando siempre tu cruz. Que sepamos aceptar las humillaciones, las observaciones y las reprensiones. Que nuestras caídas pasadas nos sirvan de experiencia para no volver a caer y que ayudemos a levantarse a cuantos han caído en el vicio, en el error y a cuantos se han cansado de seguirte y amarte.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

 

DECIMA ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Al sufrir este nuevo tormento llegando al Calvario, nos enseñas, Señor, a renunciar al pecado y a despojarnos de todo afecto desordenado a las cosas terrenas.

Sí, Señor, queremos renunciar a nuestras cobardías y caprichos inútiles. Queremos llenarnos de tu gracia, del espíritu de tu caridad. Queremos despojarnos de los afectos desordenados y revestirnos cada día más de tu amor.

Que la alegría de vivir en tu amistadnos acompañe siempre y sea una luz que ilumine el camino de nuestro prójimo hacia ti.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

 

 

UNDECIMA ESTACIÓN

JESÚS ES CRUCIFICADO

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¡Señor! Es imposible que al verte clavado en la cruz nos sintamos de nuevo cobardes para seguirte. Es imposible que sigamos gastando nuestra vida en quejas inútiles y la sigamos entretejiendo de vanas lamentaciones. Es imposible que queramos comparar nuestros sufrimientos con los tuyos.

Al contemplarte clavado en la cruz, tenemos que comprender que la mejor manera de conquistar nuestra vida y de ganar el mundo que nos rodea, es tenerte siempre a nuestro lado, en nuestro corazón.

Que el beso que damos a tu cruz nos haga comprender desde ahora esta verdad y que afrontemos los problemas de la vida con valentía y decisión.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

 

DUODECIMA ESTACIÓN

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la tierra, hasta la media tarde el sol se eclipsó, y el velo del templo se rasgó por medio y Jesús, con fuerte voz dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" y al decir esto, expiró. ¡Señor! Con este relato sencillo y vivo, nos describe San Lucas tu muerte en la Cruz.

¡Escúchanos, Señor! Queremos pedirte perdón.

-Por nuestros pecados, por los del mundo entero. Perdón, Señor, perdón.

-Por todas las personas del mundo que habiendo recibido de Ti un caudal de vida, van sembrando la muerte. Perdón, Señor, perdón.

-Por todos los aquí presentes, para que sintamos un sincero dolor de nuestras culpas. Perdón, Señor, perdón.

-Por todos los que prometemos ser más sinceros, más valientes y fieles cumplidores del deber, a pesar de todo y contra todo. Perdón, Señor, perdón.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

DECIMA TERCERA ESTACIÓN

JESÚS MUERTO, EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

Te adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

La Virgen Santísima tiene a su hijo muerto en los brazos. Nuestros pecados le clavaron en la Cruz y ella lo contempla en silencio, y sufre. ¡Señor! Que esta escena de dolor y de consuelo, se grabe para siempre en nuestra almas para que estemos siempre con ella,  y junto a ella y no te volvamos a crucificar. Que nos ayude a mantenemos en tu amistad, que si alguna vez nos alejamos de Tí, se nos presente con esta imagen del Calvario, y nos haga volver a tu lado para contemplar tu dolor, para adorar tus llagas.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

DECIMACUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

Te adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca. Hizo rodar una piedra grande, y se retiró". (Mt. 27,59-60). Esta escena fue la base del milagro de la Resurrección. La contemplaron los amigos, los enemigos, los indiferentes. Y después de la muerte y del sepulcro, vino la Resurrección. Haz, Señor, que aprendamos a transformar nuestra vida.

Para ser Apóstoles, para ser auténticamente cristianos, tenemos que sepultar nuestros defectos y pecados. Tenemos que morir contigo para poder resucitar también contigo. ¡Señor! Danos siempre tu gracia divina para que logremos esta muerte y esta resurrección verdadera.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

DECIMAQUINTA ESTACIÓN

CRISTO SALE GLORIOSO DEL SEPULCRO

Te adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"Pasado el sábado, muy de madrugada, el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María al sepulcro. De pronto hubo un gran temblor, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó en ella. Dirigiéndose luego a las mujeres, les dijo: No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron " y las mujeres fueron a comunicar el mensaje a los demás y ese día, Jesús se apareció a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y a los Apóstoles reunidos.

¡Cristo bendito! Gracias por tu Pasión y Muerte. Gracias por tu Resurrección gloriosa, gracias por habernos unido a Ti en la Cruz, lavándonos con tu sangre. Creemos que has subido al cielo, a prepararnos un lugar en la Casa del Padre, por eso queremos desprendemos de todo cuanto nos apega a la tierra y aceptar únicamente cuanto nos ayude a ir al cielo.

-Señor, pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro, Avemaría, Gloria).

SUPLICA FINAL

¡Señor! Hemos recorrido brevemente tu Pasión, tu Muerte, tu Resurrección. Hemos escuchado tu mensaje, tu Palabra. Gracias, Señor, por habernos dejado estar a tu lado. Que tu sangre preciosa, no se haya derramado inútilmente por nosotros. Queremos que todo el mundo te ame, te obedezca y santifique tu nombre. Queremos corresponder siempre a tu amor. ¡Padre Celestial! Te presentamos los sufrimientos de tu Hijo y la sangre que derramó por nosotros en la Cruz. Te presentamos nuestros arrepentimientos, nuestras súplicas. Te pedimos por la Iglesia, por el Papa, por la conversión de los pecadores. Te ofrecemos las indulgencias del Via-crucis, por las almas del Purgatorio, especialmente por quien tenemos más obligación.

¡Virgen Santísima! Tú eres madre de Dios y madre nuestra. Alcánzanos de tu Hijo, el perdón de nuestros pecados. Enséñanos a amarle. Queremos que reine en nuestras almas y en el mundo entero. Amén

P. Leonardo Redondo

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