Evangelio con cafeína
¡Despierta y vive el Evangelio!
sábado, 12 de marzo de 2022
MISTERIOS LUMINOSOS
¡Bájate de la nube!
2º Domingo de Cuaresma - C ( Lc 9,28b-36)
La cuaresma quiere transfigurarnos, que se note que somos cristianos, que brille la fe y hable la misericordia. Para convertirse hay que escuchar a Jesús, armarse con el poder de la oración, bajar de la nube de la comodidad y ejercitar las manos para compartir, los ojos para ver a Cristo en el necesitado y los labios para sonreír.
Dios nos garantiza el éxito si asumimos el reto, porque después de la cruz viene la resurrección. Vivir esta cuaresma en cristiano puede ser nuestra mejor contribución a la paz.
sábado, 5 de marzo de 2022
TENTACIONES EN OFERTA
1º Domingo de Cuaresma (Lc 4,1-13)
TENTACIONES EN
OFERTA
Las tentaciones
son gratis, no pasan de moda y ofrecen todo maravillosamente fácil, pero como
todo lo gratis del mundo, las tentaciones vienen disfrazadas para engañar a
incautos o desprevenidos. El tiempo de
Cuaresma es tiempo fuerte de entrenamiento físico y espiritual, para prepararnos
para la misión que Dios nos ha encomendado, por eso es tan importante dejarnos
empujar por el Espíritu Santo y armarnos con el poder de la oración, para llegar
triunfantes a la Resurrección con Jesús.
Bendita sea cada
tentación que logramos vencer porque prueba nuestra fidelidad y amor a Dios.
Recuerda que en el Padrenuestro no le pedimos que nos quite la tentación, sino
que no nos deje caer en la tentación. Por algo Dios Padre permitió que Cristo
fuera tentado y nosotros con Él.
Ina O.P.
miércoles, 2 de marzo de 2022
VIA CRUCIS
VIA CRUCIS -
OFRECIMIENTO
¡Señor! Vamos a recorrer, con el pensamiento,
un trozo del camino de tu vida. El más difícil, el más incomprensible.
¡Señor! Tú eres Dios, y hombre perfecto y
debes ser siempre el modelo de nuestro actuar en la vida. En los sufrimientos y
contrariedades es donde mejor podemos contemplarte como modelo. Vamos a
seguirte camino del Calvario, vamos a revivir aquellas escenas dolorosas fruto
de tu amor.
A lo largo de este Vía crucis queremos pedirte
Señor, que esclarezcas el misterio de la vida a la juventud; que esclarezcas el
misterio del vivir a todos los hombres. Para que, una vez esclarecido, por tu
doctrina y por tu ejemplo, seamos decididos en amoldar nuestra conducta a la
tuya. Enséñanos desde estos momentos,
que vivir en cristiano exige llevar la cruz de cada día en pos de ti.
¡Señor veamos ya hasta dónde llegó la medida
de tu amor a los hombres y hasta dónde debe llegar la nuestra!
PRIMERA
ESTACIÓN
JESÚS
CONDENADO A MUERTE
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Reo es de muerte", grita la
muchedumbre, soliviantada por los jefes del pueblo, y Pilatos se lo entrega
para crucificarlo. ¡Señor! todos los que estamos ante Ti, vivimos tu drama. Te
condenaron siendo inocente y te siguen condenando y nos condenan, y también
condenamos. Como si la vida se limitase a odios, rencillas, venganzas. ¡Señor!
Queremos aceptar esta vida y este mundo que nos rodea, y que tú has puesto en
nuestro camino para mejorarlo. Perdona a los que nos critican, perdona nuestros
fallos y debilidades. Te pedimos perdón por todos, los presentes y los de
fuera. Por los niños, por los jóvenes, por las personas mayores. Que cesen las
condenaciones, las rencillas, las enemistades.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
SEGUNDA
ESTACIÓN
JESÚS
CON LA CRUZ A CUESTAS
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús, hay una condenación injusta y te
abrazas con la Cruz siendo Dios. Y siguen las condenaciones injustas en la
vida, por cobardía por envidia, por orgullo, por maldad. ¡Señor! Queremos
aceptar las condenaciones que nos hacen. Queremos abrazar la Cruz de cada día,
para que, cumpliendo con nuestro deber, moldeemos nuestro carácter según las
exigencias de tus mandamientos y las necesidades de nuestro prójimo. Perdona,
Señor, las veces que hemos rechazado la Cruz. Haznos comprender el mensaje de
esta Segunda Estación, y que sepamos llevar a los que nos condenan y nos
ofrecen cruces, el mensaje de tu amor.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
TERCERA
ESTACIÓN
JESÚS
CAE POR PRIMERA VEZ CON LA CRUZ
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Señor, Eres tú quien sostiene la admirable
obra del universo, y caes en tierra. La debilidad la agonía del Huerto, la
flagelación, el peso de la cruz. Y junto a tu drama dolorido del Calvario, hay
burlas y desprecios. Pero, cuántas
veces, junto a los compañeros y vecinos que viven su drama de incomprensión, de
desaliento, de dolor, hemos puesto nuestra postura cómoda de no tenderles la
mano, de no dirigirles nuestra palabra de aliento, de no ofrecerles nuestra
ayuda para que no caigan o nuestro apoyo para levantarse. Y, hasta quizás hemos
tenido una satisfacción interior o una burla ¡Y, son nuestros hermanos! ¡Señor!
Tú que conoces lo más íntimo de nuestro ser, perdona nuestras caídas, ayúdanos
siempre a levantamos, enséñanos a tender la mano al necesitado.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
CUARTA
ESTACIÓN
JESÚS
ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE
Te adoramos,
Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
María, tu madre, quiso verte, quiso acompañarte
camino del Calvario y salió a tu encuentro. Quizás tú no la viste hasta el momento
de estar junto a ella. Pero sabías que te buscaba , que estaba allí. ¡Señor!
Enséñanos a vivir este encuentro. Es nuestra madre también. No puede estar
lejos de nosotros. Nos busca en nuestro vivir diario y sin embargo nos
empeñamos, muchas veces, en caminar como huérfanos. Queremos vivir
generosamente nuestra vida junto a tu madre. Queremos tenerla siempre a nuestro
lado y encontrarla siempre en nuestra calle de la amargura. Haz que
comprendamos el lugar que debe ocupar en nuestra vida y que enseñemos a
mirarla, para que reciban su consuelo, a todos los que caminan con su Cruz a
cuestas.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
QUINTA
ESTACIÓN
SIMÓN
DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Jesús! Sentimos vergüenza al contemplar esta
escena al Calvario. Te vemos con la Cruz a cuesta y te dejamos solo. Casi a la
fuerza cumplimos nuestros elementales deberes de cristianos. Hemos concentrado
el mundo en nosotros mismos. Somos egoístas. Queremos que todos nos ayuden, que
todos estén pendiente de nosotros y luego, dejamos solos a los demás. No les
"echamos una mano a su Cruz". ¡Señor! Queremos ser, desde ahora, más
generosos. Queremos saber mirar a nuestro alrededor. Queremos saber encontrar a
los que llevan su Cruz y necesitan nuestra ayuda. Ayúdanos, Señor, con tu
gracia, para que nuestra vida no sea estéril. Queremos ayudarte a Ti nuestro
prójimo a llevar la Cruz con una vida de sacrificio y el fiel cumplimiento de
nuestras obligaciones.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
SEXTA
ESTACIÓN
LA
VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Una heroica mujer ve tu rostro sucio y
desfigurado y se acerca a limpiarlo, en medio de las burlas y los desprecios.
Cuántas veces, Señor, vemos tu rostro sucio y
desfigurado en los ancianos, en los enfermos, en los pobres, en los que te
odian y persiguen, y ni siquiera nos atrevemos a mirarte. Somos cobardes,
tenemos miedo que se burlen de nosotros, miedo a que nos desprecien por
practicar la justicia, la caridad, miedo incluso a que nos digan que vamos a la
iglesia, que comulgamos, que rezamos.
¡Señor! Graba en nosotros tu imagen. Danos el
valor de la Verónica.
Que te veamos en todas partes y en todos; en
el rico y en el pobre, en el anciano, en el joven y en el niño. Que todos los
que llevan tu rostro manchado en su alma por el pecado, lo limpien al ver tu
imagen pura y resplandeciente en nuestra vida ejemplar y cristiana.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
SÉPTIMA
ESTACIÓN
JESÚS
CAE POR SEGUNDA VEZ
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Jesús! Tú has aceptado expiar nuestros
pecados y el castigo de nuestras culpas cae sobre ti para que sean sanadas
nuestras llagas.
Gracias, Señor, por habernos perdonado.
Queremos no volver a ofenderte, pero es tal nuestra debilidad que tememos caer
de nuevo.
Haz que aprendamos tu lección: saber perdonar
sin límites, amarte a ti y al prójimo hasta el fin, procurar no caer en el
pecado, levantarnos si caemos de nuevo y mirarte siempre con amor.
No queremos nuevas recaídas, pero si la
debilidad nos domina, que miremos tu rostro desde el suelo y escuchemos la voz
de tu mirada que nos manda levantarnos.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
OCTAVA
ESTACIÓN
JESÚS
CONSUELA A LAS PIADOSAS MUJERES
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Jesús! Es tal la desfiguración de tu rostro y
son tan grandes tus sufrimientos, que unas piadosas mujeres lloran al verte. Y
tú, te olvidas de tus dolores y las consuelas diciendo: "No lloréis por
mí; llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos". ¡Qué lección tan
admirable para nosotros! Siempre nos parecen sin fundamento las quejas de los
demás, siempre queremos que nos consuelen en nuestros pequeños sufrimientos, siempre nos parecen insoportables nuestras
cruces. Haz, Señor, que aprendamos a olvidamos un poquito más de nosotros
mismos, y tendamos la mano a la Cruz de nuestro prójimo, y le ayudemos y le
consolemos en todas sus necesidades.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
NOVENA
ESTACIÓN
JESÚS
CAE TERCERA VEZ
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Otra
vez caes en tierra, Señor y otra vez llamas a nuestro corazón. Nuestro orgullo,
nuestra soberbia, nuestra vanidad, nuestras pasiones han sido la causa de tus
caídas con la cruz. Enséñanos, Señor, a ser humilde, a no fiarnos de nosotros mismos, a huir del
peligro. Queremos ir por el mundo con ansias de triunfar, pero mirando siempre
tu cruz. Que sepamos aceptar las humillaciones, las observaciones y las
reprensiones. Que nuestras caídas pasadas nos sirvan de experiencia para no
volver a caer y que ayudemos a levantarse a cuantos han caído en el vicio, en
el error y a cuantos se han cansado de seguirte y amarte.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
DECIMA
ESTACIÓN
JESÚS
ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Al sufrir este nuevo tormento llegando al
Calvario, nos enseñas, Señor, a renunciar al pecado y a despojarnos de todo
afecto desordenado a las cosas terrenas.
Sí, Señor, queremos renunciar a nuestras
cobardías y caprichos inútiles. Queremos llenarnos de tu gracia, del espíritu
de tu caridad. Queremos despojarnos de los afectos desordenados y revestirnos
cada día más de tu amor.
Que la alegría de vivir en tu amistadnos
acompañe siempre y sea una luz que ilumine el camino de nuestro prójimo hacia
ti.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
UNDECIMA
ESTACIÓN
JESÚS
ES CRUCIFICADO
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Señor! Es imposible que al verte clavado en
la cruz nos sintamos de nuevo cobardes para seguirte. Es imposible que sigamos
gastando nuestra vida en quejas inútiles y la sigamos entretejiendo de vanas
lamentaciones. Es imposible que queramos comparar nuestros sufrimientos con los
tuyos.
Al contemplarte clavado en la cruz, tenemos
que comprender que la mejor manera de conquistar nuestra vida y de ganar el
mundo que nos rodea, es tenerte siempre a nuestro lado, en nuestro corazón.
Que el beso que damos a tu cruz nos haga
comprender desde ahora esta verdad y que afrontemos los problemas de la vida
con valentía y decisión.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
DUODECIMA
ESTACIÓN
JESÚS
MUERE EN LA CRUZ
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos, porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Hacia el mediodía las tinieblas
cubrieron toda la tierra, hasta la media tarde el sol se eclipsó, y el velo del
templo se rasgó por medio y Jesús, con fuerte voz dijo: "Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu" y al decir esto, expiró. ¡Señor! Con este
relato sencillo y vivo, nos describe San Lucas tu muerte en la Cruz.
¡Escúchanos, Señor! Queremos pedirte perdón.
-Por nuestros pecados, por los del mundo
entero. Perdón, Señor, perdón.
-Por todas las personas del mundo que habiendo
recibido de Ti un caudal de vida, van sembrando la muerte. Perdón, Señor, perdón.
-Por todos los aquí presentes, para que sintamos
un sincero dolor de nuestras culpas.
Perdón, Señor, perdón.
-Por todos los que prometemos ser más
sinceros, más valientes y fieles cumplidores del deber, a pesar de todo y
contra todo. Perdón, Señor, perdón.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
DECIMA
TERCERA ESTACIÓN
JESÚS
MUERTO, EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
La Virgen Santísima tiene a su hijo muerto en
los brazos. Nuestros pecados le clavaron en la Cruz y ella lo contempla en
silencio, y sufre. ¡Señor! Que esta escena de dolor y de consuelo, se grabe
para siempre en nuestra almas para que estemos siempre con ella, y junto a ella y no te volvamos a crucificar.
Que nos ayude a mantenemos en tu amistad, que si alguna vez nos alejamos de Tí,
se nos presente con esta imagen del Calvario, y nos haga volver a tu lado para
contemplar tu dolor, para adorar tus llagas.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
DECIMACUARTA
ESTACIÓN
JESÚS
ES PUESTO EN EL SEPULCRO
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"José de Arimatea tomó el cuerpo de
Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, y lo depositó en su propio sepulcro
nuevo, que había hecho cavar en la roca. Hizo rodar una piedra grande, y se
retiró". (Mt. 27,59-60). Esta escena fue la base del milagro de la
Resurrección. La contemplaron los amigos, los enemigos, los indiferentes. Y
después de la muerte y del sepulcro, vino la Resurrección. Haz, Señor, que
aprendamos a transformar nuestra vida.
Para ser Apóstoles, para ser auténticamente
cristianos, tenemos que sepultar nuestros defectos y pecados. Tenemos que morir
contigo para poder resucitar también contigo. ¡Señor! Danos siempre tu gracia
divina para que logremos esta muerte y esta resurrección verdadera.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
DECIMAQUINTA
ESTACIÓN
CRISTO
SALE GLORIOSO DEL SEPULCRO
Te
adoramos, Jesús y te bendecimos porque en tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Pasado el sábado, muy de madrugada, el primer
día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María al sepulcro. De pronto
hubo un gran temblor, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo
rodar la piedra del sepulcro y se sentó en ella. Dirigiéndose luego a las
mujeres, les dijo: No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No
está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo
pusieron " y las mujeres fueron a comunicar el mensaje a los demás y ese
día, Jesús se apareció a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y a los
Apóstoles reunidos.
¡Cristo bendito! Gracias por tu Pasión y
Muerte. Gracias por tu Resurrección gloriosa, gracias por habernos unido a Ti
en la Cruz, lavándonos con tu sangre. Creemos que has subido al cielo, a
prepararnos un lugar en la Casa del Padre, por eso queremos desprendemos de
todo cuanto nos apega a la tierra y aceptar únicamente cuanto nos ayude a ir al
cielo.
-Señor,
pequé, ten misericordia de mí y de todos los pecadores. (Padre Nuestro,
Avemaría, Gloria).
SUPLICA
FINAL
¡Señor! Hemos recorrido brevemente tu Pasión,
tu Muerte, tu Resurrección. Hemos escuchado tu mensaje, tu Palabra. Gracias,
Señor, por habernos dejado estar a tu lado. Que tu sangre preciosa, no se haya
derramado inútilmente por nosotros. Queremos que todo el mundo te ame, te
obedezca y santifique tu nombre. Queremos corresponder siempre a tu amor.
¡Padre Celestial! Te presentamos los sufrimientos de tu Hijo y la sangre que
derramó por nosotros en la Cruz. Te presentamos nuestros arrepentimientos, nuestras
súplicas. Te pedimos por la Iglesia, por el Papa, por la conversión de los
pecadores. Te ofrecemos las indulgencias del Via-crucis, por las almas del
Purgatorio, especialmente por quien tenemos más obligación.
¡Virgen Santísima! Tú eres madre de Dios y madre nuestra. Alcánzanos de tu Hijo, el perdón de nuestros pecados. Enséñanos a amarle. Queremos que reine en nuestras almas y en el mundo entero. Amén